ENERGÍA PSÍQUICA SEGUN FREUD

07.02.2015 18:14

Energía Psíquica

Toda actividad, todo trabajo psíquico y comportamental, desde el instintivo hasta el intelectual, es posible merced a la existencia de una fuerza que moviliza la energía que lo posibilita. ¿Qué fuente energética es esa? La energía del cerebro obtiene su fuerza de los nutrientes y el oxígeno. ¿Y la mente? ¿Cómo se moviliza su energía? Aunque no existiría sin su soporte anatómico, su fuerza proviene de otras fuentes, que no son los nutrientes y el oxígeno.

Las teorizaciones al respecto en Psicología son variadas. En Psicoanálisis existen al menos dos concepciones sobre la energía. La inicial de Freud y la de Jung. Vamos a tratar en estos apuntes de la primera.

Quizás convenga repasar algunos conceptos de la física que posteriormente nos pueden ser útiles. Así, se define como energía aquella capacidad que posee un cuerpo (una masa) para  realizar trabajo luego de ser sometido a una fuerza; es decir, el trabajo no se puede realizar sin energía y fuerza. Traducido sería: la capacidad de la mente para realizar una actividad psíquica (trabajo), al ser sometida a una fuerza. Debemos entender como "fuerza psíquica" aquella condición previa para que se den los procesos psíquicos y al mismo tiempo lleguen a tener cierto grado de acción. La "energía psíquica" en cambio, sería la posibilidad, implícita en los procesos mismos, de actualizar esa fuerza en sí.

Hablamos de trabajo cuando una fuerza mueve un cuerpo y libera la energía potencial de este. Una fuerza moviliza a la mente, liberando su energía potencial.

Energía potencial es la energía que posee un cuerpo (una masa) cuando se encuentra en posición inmóvil. Por ejemplo, un peso colgado del techo puede, si cae, romper una mesa. Mientras cuelga, tiene latente una capacidad de producir trabajo. Tiene energía en potencia, y por eso se le llama energía potencial. Energía cinética es la misma energía potencial que tiene un cuerpo pero que se convierte en cinética cuando el cuerpo se pone en movimiento (se desplaza a cierta velocidad). La mente se pone en movimiento y realiza un trabajo, pasa de energía potencial a cinética, cuando recibe el empuje de una fuerza. Y esa fuerza son las pulsiones, según Freud.

 

“Llamamos pulsiones a las fuerzas que suponemos tras las tensiones de necesidad del ello. Representan los requerimientos que hace el cuerpo a la vida anímica” (Freud, 1938).

Según Freud, la energía mental es una transformación de la energía física. Es una postura biologicista. Concretamente Freud habla de pulsiones, que es la representación psíquica de una fuente de excitación interna biológica y dicha excitación es la fuerza que impone una exigencia de trabajo para la vida psíquica (ante una excitación interna no es posible la reacción de fuga, siempre ha de producirse una descarga).

La pulsión sería un indicador psíquico de una necesidad somática. Es un impulso más allá de lo instintivo. La pulsión se ha desprendido de su naturaleza biológica, por lo tanto la pulsión ya no posee un sustrato neurofisiológico u hormonal que gobierne su mecanismo. Sus mecanismos pertenecen al ámbito de lo psíquico. La pulsión exige satisfacción y esa exigencia se manifiesta de forma constante. Es una de las características de la pulsión, que somete al aparato psíquico a una tensión, a un empuje, a una presión que se mantiene constante, y cuyo fin único es calmar o suprimir esa tensión. Para lograr este fin, la pulsión se sirve de un objeto que, sin embargo, no es uno concreto, ni está predeterminado (a diferencia del instinto).

Por ejemplo, la necesidad de nutrientes de las células deviene en una experiencia pulsional psicológica que sería el hambre. El hambre, como pulsión, ya no se gobierna por los parámetros de origen (biológicos), no comemos simplemente lo que las células dictan, elegimos lo que comemos en virtud de mecanismos psicológicos y sociales (distintos modos que pueden emplear las pulsiones para satisfacerse). Podemos elegir entre cientos de objetos-comida para el mismo fin de calmar/suprimir la tensión. Pero la pulsión nunca queda definitivamente satisfecha.

De igual forma que las pulsiones carecen de objetos predeterminados y definitivos, también tienen diferentes fuentes y por ello formas de manifestación, entre ellas: Pulsión de vida o Eros, pulsión de muerte o Thanatos. Eros (pulsión de vida) propende a la unidad, la organización de sistemas complejos y asociaciones proactivas y se opondría a Thanatos (pulsión de muerte), que tiende a la disgregación, la disipación, el retorno a lo inanimado.

Las Pulsiones de vida hacen referencia a una gran categoría de pulsiones que Freud contrapone, en su última propuesta, a las pulsiones de muerte. Tienden a constituir unidades cada vez mayores y a mantenerlas. Las pulsiones de vida, que se designan también con el término Eros, abarcan no sólo las pulsiones sexuales propiamente dichas, sino también las pulsiones de autoconservación.

El destino de las pulsiones parece resolverse en un principio de Nirvana: el deseo de cesar de desear. El principio de Nirvana es el deseo de dejar de estar adherido al placer, la disipación ya exenta de conflictos y, por tanto, de sufrimiento.

Freud distinguió diferentes elementos en una pulsión:

  • La fuente, que tiene su origen en una excitación somática. Es un proceso somático que se desarrolla en un órgano o en una parte del cuerpo, y es representado en la vida anímica por la pulsión.
  • El Drang (apremio), es decir la tensión interior, la perentoriedad, es lo que compele a la acción y representa la cantidad de trabajo exigido a la mente.
  • La meta que se puede encontrar en un estado pasivo o activo y que es la satisfacción, que se produce por la supresión del estado de excitación de la fuente misma.
  • El objeto de la pulsión, que en lo real es un medio bastante accesorio ya que sólo sirve para disminuir temporalmente la tensión inherente a la pulsión. Es el objeto por el cual o por medio del cual puede la pulsión alcanzar su satisfacción. No existe una determinación orgánica hacia un objeto específico en la pulsión. Una pulsión puede ser satisfecha por diferentes objetos y un solo objeto satisfacer varias pulsiones.

 

Bibliografía

García de la Hoz, A. (2010). Teoría psicoanalítica. Madrid: Biblioteca Nueva.

Mira, V., Ruíz, P., y Gallano, C. (eds.) (2005). Conceptos psicoanalíticos. Madrid: Síntesis.

 

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